domingo, 6 de octubre de 2013

Capítulo 1


Es horroroso ser Noel.


Cuando Noel despertó del Coma, no recordaba haber tenido sueños, visiones, túneles con luces brillantes, viajes astrales ni nada parecido. Tan sólo le quedaba un extraño recuerdo imposible de plasmar o retener más de una milésima de segundo en su memoria, y un sabor dulce en el paladar. Era el mismo sabor que quedaba tras degustar con ansia y disfrute un buen vino tinto. Un recuerdo más plausible y locuaz en su paladar. Este sí sabía describirlo y sobre todo, saborearlo paladeando el aire mismo.
Pasaba varios minutos tratando de recordar aquello que se le escapaba entre los dedos de su memoria. Lo único importante, al menos eso creía él, que había traído de su largo y aciago viaje a la Nada de Michael Ende.
Gracias a esta manía de perder la vista en ese mismo recuerdo y la de pasear la lengua por su paladar, disfrutando cada vez de su propio sabor mientras salivaba, le valieron el apelativo bien ganado de “pensador” o entre algunos no tan amigos, el de “Perro Hambriento” o “Baboso”. Cómo resultaba más corto y al tiempo más cómico, terminaron llamándolo “el Babas”, o simplemente “Babas”.
Noel, que ciertamente no recordaba nada de su vida anterior, no le pareció tan descabellado el sobrenombre despectivo que le pusieron y terminó aceptándolo de buen grado. Sí recordaba el nombre de Noel, pero no estaba seguro si era su propio nombre, el de un amigo, familiar o simplemente lo asimilaba a un hombre con larga barba blanca, que traía regalos en unas fechas concretas, aunque tampoco sabía cuándo. Tenía ciertos fragmentos, como cortos de películas, en el que aparecía vestido con un albornoz rojo extraño y muy abrigado, y en otro de sus “flecos”, aparecía tomando un refresco y haciendo surf, así que tanto en invierno como en verano aparecía este señor de regalo fácil. Era horrible ser él mismo y no saber nunca, la certeza de tus propios recuerdos o  pensamientos.
La primera vez que regresó a su casa, no tuvo la impresión de haberla visto antes, aunque un  halo extraño en el ambiente, una sensación familiar y adusta al mismo tiempo, le erizó los pelos de la nuca y potenció el sabor del vino en su paladar. Algo dentro de él le decía que realmente había llegado a casa, lo que no quería decir que fuera su hogar.
Hacía dos años que saliera por última vez de allí. Su hermana había tratado de encontrarlo después de que pasaran dos semanas sin tener noticias de él y preguntó, hasta a el último desconocido con una foto de Noel en su mano. Nadie parecía conocerlo, sus amigos y no tan amigos, llevaban el mismo tiempo que ella sin verlo o hablar con él. Hasta que después de dos meses y muchas lágrimas, un agente de policía se presentó en su casa diciendo que estaba hospitalizado.
Toda esta historia es la que había escuchado Noel de labios de quien decía ser su hermana: Una chica nerviosa y gritona, a la que le gustaba tener el control absoluto de todo lo que sucedía a su alrededor, y con una facilidad para enervarse digna de cualquier “súper poder”, envidia de más de un tertuliano de la televisión.
La señora Noel, que era como la llamaba Noel, incapaz de recordar nada, más de un día, no era de su agrado, aunque también sentía que era alguien familiar y además, tuvo la misma reacción que cuando entrara en casa, incluso le erizó no sólo los pelillos de la nuca, sino los de toda la columna, y el vino, bueno el vino pudiera ser un joven muy peleón.
En poco tiempo Noel, aprendió dos cosas muy importantes en su nueva vida. Una de ellas era que no podía confiar en sus recuerdos o pensamientos. Siempre dudaba de él mismo y era entendible, su mente le gastaba pequeñas bromas involuntarias y de vez en cuando, decía algo soez o se comportaba como en una película. Así que no sabía si era él mismo o interpretaba el papel de alguien al que recordaba, tanto real como ficticio. Y dos, que aunque no podía estar seguro de las cosas, sus nuevos dones de “superhéroe” le servían de guía y debía fiarse de ellos más que de su propia cabeza. Así pues, cuando notaba ese frio en la nuca o cambiaba el sabor del vino, sabía que algo no era correcto, o puede que fuera todo lo contrario, completamente cierto. Ciertamente era horroroso ser Noel.
CONTINUARÁ…

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